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Libérate del Síndrome de Wendy: ¿cómo apoyar a nuestros hijos sin sobreprotegerlos?

A veces, en nuestro intento de proteger a nuestros hijos e hijas, podemos caer en el síndrome de Wendy, un patrón de sobreprotección que puede ser perjudicial para niños y niñas.

¿Qué es el síndrome de Wendy? 

El psicólogo Dan Kiley lo acuñó en 1983, cuando, luego de investigar el síndrome de Peter Pan (personas inmaduras que no quieren asumir responsabilidades de la adultez), descubrió este síndrome. El síndrome de Wendy es un patrón de comportamiento en el cual las personas intentan evitar la frustración de sus hijos e hijas a toda costa, eliminando los obstáculos de su camino, tomando decisiones por ellos y evitando que asuman sus responsabilidades, lo que puede ser muy perjudicial. 

¿Cómo saber si tengo el síndrome de Wendy?

Puedes reconocer si tienes el síndrome de Wendy si:

  • Intentas poner las cosas fáciles para tu hijo o hija y haces sus deberes.
  • Usas excusas como “No puedo ver la habitación desordenada” para limpiarles su cuarto y ordenarles su ropa.
  • Le armas la mochila cada día aunque ya tiene 12 años.
  • Le ayudas con todo para evitar que se equivoque.
  • Tomas decisiones por ellos sin conversarlo, pensando que así le evitas problemas. 
  • Sientes la necesidad de controlar todos sus movimientos y acciones para que nada les pase.
  • Tienes dificultad para establecer límites

Los efectos de la sobreprotección

La sobreprotección de niños y niñas puede tener diversas consecuencias negativas en su desarrollo emocional, psicológico y social.

Algunas de las consecuencias más comunes son: inseguridad, miedo,  celos excesivos, timidez, baja tolerancia al fracaso, dificultad para desarrollar habilidades,  imposibilidad de aprender de sus errores, baja autoestima, falta de autonomía, sentimientos de inutilidad y dependencia, y problemas emocionales como la ansiedad y la depresión.

El origen

El síndrome de Wendy puede originarse en heridas de la infancia no resueltas:

Miedo al abandono o rechazo: Detrás de todos los esfuerzos y sacrificios hay un gran miedo a no ser aceptados, es una necesidad imperiosa por complacer buscando la aceptación, por sentirse útil, querido/a y necesario. Haciendo todo por los demás, piensan que de esta manera también van a valorarles por todo su esfuerzo y sacrificio.

Baja autoestima: La disposición al servicio no nace desde un genuino deseo por el reconocimiento y la valoración externa, como consecuencia de la baja autoestima.

Dependencia emocional: Se puede dar por repetición de los patrones familiares, o por carencias afectivas, las cuales se intentan compensar dando lo que les gustaría haber podido recibir en la niñez. 

Además, este patrón de comportamiento suele darse más en mujeres que en hombres como consecuencia del patriarcado, desde el cual se ha enseñado desde muy niñas a asumir responsabilidades y vivir desde un rol muy maternal, donde el sacrificio es un valor.

¿Cómo abordar el síndrome de Wendy en la crianza?

Sigue estos consejos:

  • Fomenta la autonomía y las habilidades de tu hijo o hija, dándole espacio para resolver problemas y tomar decisiones por sí mismo/a.
  • Evita intervenir en situaciones en las que tu hijo o hija puede aprender de sus errores, permite que experimente las consecuencias de sus acciones.
  • No traspases tus miedos a tus hijos, este es un error muy común en la crianza.
  • Busca apoyo emocional y orientación de profesionales si es necesario.

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